lunes, 14 de julio de 2025

Documentales Reales S.A.

Proyectando el legado

Es un proyecto de difusión periodística, fundado por el documentalista y escritor Cesáreo Silvestre Peguero el 7 de julio del año 2012.

No es solo video… no son simples fotos en movimiento.

Es alma. Es memoria hecha forma.

Es la voz silente del tiempo… que se atreve a hablar.

Cada producción audiovisual que levantamos es un acto de fe en la historia,

una llama encendida contra el olvido.

No capturamos imágenes: rescatamos esencias.

No contamos hechos: honramos destinos.

Proyectar el legado es estremecer la conciencia,

mover a compasión y sembrar, en lo más hondo del corazón humano,

la certeza de que hubo vidas, proyectos e instituciones que han merecido ser resaltados…

y valores que aún deben ser defendidos.

La Luz que no se Apaga: Reflexión sobre la Mezquindad y el Reconocimiento

Por Cesáreo Silvestre Peguero

Hay personas que brillan sin pedir permiso, cuya luz no depende de reflectores ni halagos. Son almas que irradian una gracia interior que no se fabrica, se recibe. Pero esa misma luz que inspira, a menudo irrita a quienes no han aprendido a reconocer su propio valor.


En muchos espacios laborales, académicos, familiares, religiosos, la mezquindad se viste de crítica, el recelo se disfraza de prudencia y el silencio se convierte en arma contra el mérito ajeno.

Es preocupante ver cómo cuesta tanto enaltecernos mutuamente. San Pedro de Macorís, con todo su talento y pasión, no escapa a este fenómeno: hay una tendencia marcada a restar en lugar de sumar, a ignorar antes que reconocer. Pero honrar honra, y no hay valor más grande que saber mirar con humildad la grandeza ajena. Quien no celebra al otro revela la precariedad de su autoestima.

Reconocer al otro no me hace menos. Al contrario, reafirma mi seguridad. Desde siempre, quienes me conocen saben que he vivido bajo esta convicción. No es una pose, ni una estrategia: es parte de mí. A través de mis escritos, muchos han podido comprobar que es mi estilo habitual destacar a los demás, resaltar sus virtudes, y escribir sobre sus méritos sin sentirme amenazado ni disminuido.

Vivimos en una sociedad enferma de protagonismo, donde se aplaude más al que grita que al que edifica en silencio. Esta pobreza de carácter se manifiesta incluso en las iglesias, donde algunos buscan liderar no para servir, sino para figurar. Se procura más la silla visible que la humildad del servicio. Sin embargo, el verdadero liderazgo no eclipsa, alumbra; no compite, coopera; no critica para herir, sino que corrige con amor.

La mezquindad ha dejado a muchos valiosos sin voz, sin tribuna, sin reconocimiento. Y no es por falta de mérito, sino por exceso de egos en quienes podrían aplaudirles. ¿Cuántos talentos mueren por falta de estímulo? ¿Cuántos se resignan al anonimato porque nunca se les dio un espacio para florecer? Es hora de despertar conciencia y entender que la luz de otro no apaga la mía; al contrario, puede alumbrarme también el camino.

Por eso escribo sobre mis colegas, comparto sus logros, biografío sus pasos. Lo hago con alegría y sin esfuerzo, porque nace de una certeza: servir engrandece. Aplaudir no reduce mi altura, sino que eleva mi humanidad. Y quien camina en la verdad no teme reconocer al otro, porque sabe quién es, y de quién ha recibido su identidad.

Este país, y el mundo entero, necesita más gente que se atreva a vivir así. Que aplauda sin celos. Que bendiga sin reservas. Que reconozca sin miedo. Que sepa que Dios nos llamó a convivir, no a competir. A edificar, no a dividir. Que nadie tema iluminar al otro: la luz no se gasta, se multiplica.

Tetelo Morla: Olvido Doloroso y la Urgencia de la Dignidad en Vida

Por Cesáreo Silvestre Peguero


Las pensiones siguen brotando desde el despacho presidencial como gestos de justicia largamente postergada. El presidente Luis Abinader, con visión de Estado, ha continuado reconociendo con pensiones solidarias a ciudadanos valiosos, tanto de familias ponderosas como de raíces humildes del pueblo dominicano. Sin embargo, hay puertas que permanecen cerradas y clamores que aún no encuentran eco.

En una casa humilde del barrio Restauración, en San Pedro de Macorís, yace desde hace cinco años el cronista deportivo Héctor Morla Mercedes, conocido por todos como Tetelo Morla. Allí, postrado en una cama, entre el silencio, la fe y el dolor, espera con la dignidad intacta una pensión que ha debido llegar hace mucho.

Morla fue voz autorizada de la crónica deportiva nacional. Narró los juegos de las Estrellas Orientales, elevó su voz desde los estadios y las cabinas, y puso su saber al servicio del béisbol, de la radio y del país. También es ingeniero agrónomo de formación, sembrador de ideas, y profesional íntegro. Pero un accidente cerebrovascular, tras una cirugía de hernia, lo redujo a la inmovilidad del cuerpo, no del espíritu.

Hoy, su nombre se sostiene gracias a una campaña de conciencia encabezada por Geovanny Dijol y el colectivo Tiempo Verde, quienes han preferido la acción antes que la indiferencia. No exigen caridad, ni buscan conmiseración: claman por justicia en vida, no por homenajes póstumos.

Y sin embargo…

¿Dónde están los gremios que alguna vez lo contaron como miembro?

¿Dónde está la Asociación de Cronistas Deportivos de San Pedro de Macorís (ACD-SPM)?

¿Dónde la Asociación de Locutores, el CODIA, el Sindicato de Trabajadores de la Prensa?

¿Y sus colegas de micrófono?

¿Dónde están quienes un día compartieron cabina, quienes se decían amigos, y hoy no asoman ni una visita?

Lo más lacerante, sin embargo, es el silencio de quienes poseen el poder legítimo para hacer posible una pensión digna. San Pedro de Macorís cuenta hoy con cinco diputados:

Miguel Arredondo Quezada, Luis Gómez Benzo, Carlixta Carolina Paula De La Cruz, Jacobo Ramos Crispín, Alcibíades Tavárez De La Cruz.

Tiene una gobernadora provincial, Yovanny Baltazar, y una senadora, Aracelis Villanueva Figueroa.

A todos ellos les decimos, con respeto pero con firmeza:

Su silencio será recordado, tanto como su acción.

Su indiferencia será parte de la historia, si deciden no escuchar este clamor.

Recordamos las palabras del maestro Eugenio María de Hostos, al lamentar la partida de su amigo Federico Henríquez y Carvajal:

“¡Oh, América infeliz, que solo sabes de tus grandes vivos cuando ya son tus grandes muertos!”

¿Será necesario que la voz de Tetelo se apague para que entonces broten los reconocimientos vacíos?

¿Esperaremos a ver su nombre entre coronas y discursos para actuar?

No puede ser.

No debe ser.

La vida de Tetelo Morla es una antorcha encendida bajo el viento frío de la indiferencia. Pero aún alumbra.

Aún espera.

Presidente Luis Abinader, señores diputados, señora gobernadora,

señora senadora:

La dignidad no puede aplazarse más.

La justicia en vida es el verdadero homenaje.

Que el nombre de Héctor Morla Mercedes, “Tetelo Morla”, encabece con justicia ese próximo decreto de pensiones solidarias.

Que sea un acto de gratitud.

Que sea una restitución moral.

Y que sea, sobre todo, una victoria de la vida sobre el olvido.

Una voz que será recordada.

Por Cesáreo Silvestre Peguero


En la bruma temprana de este domingo, el alba no trajo luz, sino un silencio desgarrador: ha partido Juan Dionisio Ávila, conocido y querido por todos como Over, la voz que con solemnidad identificó a las emisoras Aurora FM y Radio Oriente.

En Higüey, dirigió y prestó su voz a diversas estaciones, incluyendo Radio Mambo 94.3 FM y Radio Génesis 97.5 FM, donde se desempeñó con responsabilidad y entrega. El eco de su timbre inconfundible permanecerá en la memoria de muchos.

Over no fue solo locutor. Fue verbo hecho humanidad, palabra con alma. En él se conjugaban la templanza del profesional íntegro, la firmeza del hombre disciplinado y la calidez del amigo verdadero. Su voz, profunda y nítida, no solo comunicaba: inspiraba respeto y proyectaba autoridad.

Fue también conductor y productor del recordado programa “Sábado de la Alegría”, desde donde alegró a miles con su carisma único y su forma alegre de comunicar. Era, además, vicepresidente de la Asociación de Locutores Profesionales de la provincia La Altagracia (ALPPA), comprometido con el fortalecimiento del gremio.

Más allá del micrófono, Over fue doctor en Derecho, empresario junto a su esposa Jundry Aristy en Todocomputadora, y forjador constante del desarrollo higüeyano. Su existencia fue prueba viva de que el talento, cuando se cultiva con esmero, trasciende cualquier límite.

Sus colegas lo recordamos con estima: un gremialista genuino, un aliado incondicional, un modelo de altura profesional. Su trato amable, su nobleza natural y su vocación de servicio le ganaron la admiración de todos.

Hoy, la locución de la región Este está de luto: se ha quedado sin una de sus voces más emblemáticas.

Tres hijos quedan en la orfandad… pero también una región entera que lamenta su partida. Porque cuando se va alguien como Over, no solo se apaga una voz, se extingue una presencia que edificaba.

Y mientras la tristeza nos envuelve, esta pérdida nos llama a una reflexión urgente: ¿por qué esperar la ausencia para exaltar la grandeza? Que la muerte de Over nos despierte. Que aprendamos a reconocer, honrar y agradecer el talento de los nuestros en vida.

Hoy, la radio está en silencio... pero en ese silencio resuena su legado.

Rodolfo Espinal: La Voz que Traspasa el Tiempo y Dignifica la Imagen

Por Cesáreo Silvestre Peguero


Hay voces que no solo se oyen… se sienten. Voces que no se imponen, sino que envuelven.

Que acarician el alma sin alzar el tono. Voces como la de Don Rodolfo Espinal: 

templada, noble, inconfundible. Una voz que no anuncia… honra.

Que no habla… consagra.

Rodolfo Adriano Espinal Mota no es simplemente la guía sonora del metro de Santo Domingo, ni la firma vocal de instituciones como Central Romana. Es mucho más que eso:

es un custodio del verbo bien dicho, un sembrador de solemnidad en tiempos de ruido y prisa.

Nació un 2.º de diciembre de 1942, en Curazao, Antillas Holandesas, en el seno de una familia consagrada al servicio patrio. Su padre, cónsul general dominicano, sembraba patria fuera del suelo natal, mientras el pequeño Rodolfo empezaba a dar sus primeros pasos en el arte de hablar con sentido.

A los siete años, su voz ya resonaba por primera vez en la emisora CUROM. No era un juego de infancia: era un destino pronunciándose.

Desde entonces, su vida fue un viaje entre continentes, idiomas y micrófonos.

Su formación fue tan rigurosa como cosmopolita. Estudió secundaria en el Rawdah College de Beirut, Líbano, y prestó su voz a Radio Beirut Internacional siendo aún un joven con alma de sabio. En 1963, obtuvo credenciales en Lingüística y Química por el British Council de la Universidad de Londres. A sus 18 años dominaba cinco idiomas; a sus 30, había pisado 50 naciones. Pero lo que más impresiona no es su brillantez académica ni su bagaje cultural, sino su humildad intacta.

Porque Espinal, con todo su prestigio, nunca perdió la nobleza del alma sencilla. Es un políglota, un maestro de ceremonias, un estratega de la palabra. Pero por encima de eso, es un servidor:

una voz que se ofrece sin vanagloria, que se presta con reverencia al mensaje que transmite.

Su timbre claro y profundo parece traído de una época donde la palabra tenía el peso de una promesa y el sabor de la verdad. Y así permanece, como eco fiel de una generación de oro que aún resplandece con dignidad sonora.

En los años 60, dirigió en nuestro país la emblemática Columbia Pictures, siendo parte viva del celuloide y su leyenda.

Hoy, esa misma voz, tan pulida por el tiempo como ungida por el respeto, engalana con su sello mis producciones documentales.

Me honra y me conmueve saber que sea su voz, la suya, la que presente y promueva mis obras ante los oídos del país y del mundo. Porque no se trata solo de grabar un mensaje…

se trata de dejar un legado.

En una de sus intervenciones para mis producciones, Rodolfo Espinal proclama:

> "Tu historia merece quedarse en el tiempo. Cada logro, cada paso puede alzarse como testimonio de tu vida, dejando una huella imborrable en la política, el arte, la causa social,

institucional, profesional o empresarial."

Ese mensaje no solo anuncia. Convoca. Convoca al alma a trascender, a grabar su paso por esta tierra con propósito y sentido.

Porque si algo sabe Don Rodolfo, es que la voz es un instrumento del alma…

y el alma, cuando se entrega con sencillez, se hace inmortal.

Gracias, Don Rodolfo, por sellar con su estampa vocal cada historia que nace de mis manos.

Gracias por dignificar mi trabajo, por envolverlo en el fulgor de su legado,

con el sello de su respeto y la calidez de su amistad.

Que Dios prolongue su existencia y ensanche su herencia sonora,

como faro vivo de autenticidad.

“Una Voz que Organiza: Elvin Rodríguez y la Dignificación del Oficio Locutoril”

Por Cesáreo Silvestre Peguero 


En tiempos en que las voces se multiplican, pero el eco del compromiso escasea, surge Elvin Manuel Rodríguez Lajara, no solo como locutor ni solo como abogado,

sino como un servidor con la firme intención de honrar y levantar la dignidad del oficio locutoril.

Hijo de los humildes y esforzados: Belkis Esther Lajara Matos, enfermera y trabajadora doméstica, y don Manuel Rafael Rodríguez Mejía recordado como “Juan el Mellizo” chofer público en los años setenta, ochenta y noventa. De ese linaje brotó un hombre que no olvida de dónde viene, y que sabe hacia dónde quiere conducir a los suyos: al orden, al respeto y al crecimiento colectivo.

Desde los años noventa, Elvin Rodríguez ha sabido sostener con integridad el micrófono y la palabra. Se formó en la Escuela de Locución Justo Méndez en la capital, y complementó su voz con saber jurídico, egresando como abogado de la Universidad Central del Este en el año 2001, luego de transitar por instituciones académicas como el Colegio Adventista Juan Pablo Duarte, el Colegio Excelsior y el Colegio San Pedro Apóstol.

Ha sido musicalizador, animador, productor y conductor. Ha tenido espacios de opinión como Dialogando con Elvin Rodríguez, segmentos de análisis como los espacios de televisión Y Punto, y Axioma. Propuestas radiales como Viviendo los Hechos en Estéreo 98.7. Fundó su propia empresa de publicidad y entretenimiento, llevando alegría, ética y contenido a múltiples escenarios.

Pero ahora, su llamado es otro: servir al gremio, no con promesas vacías, sino con estructuras tangibles. Su aspiración a presidir la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís no se fundamenta en el deseo de figurar, sino en el deber de organizar. Porque Elvin entiende que un locutor sin respaldo institucional es una voz frágil en medio del ruido.

Propuesta de Planificación y Humanización del Gremio Locutoril

1. Institucionalización plena: Creación de una oficina funcional con departamentos claramente delimitados: jurídico, social, financiero, deportivo, recursos humanos y médico. No solo un espacio físico, sino una casa de gestión para cada miembro.

2. Estudio de grabación gremial: Un lugar equipado para que los locutores puedan grabar sus proyectos pagando una cuota simbólica, garantizando calidad y sostenibilidad.

3. Afiliación financiera segura: Inclusión de locutores en cooperativas de ahorro y crédito para fomentar estabilidad económica y crecimiento personal.

4. Fondo de asistencia solidaria: Ayuda concreta en momentos de enfermedad, accidente o calamidad. Porque la hermandad se demuestra en los días oscuros.

5. Comisión jurídica especializada: Abogados al servicio del gremio, para proteger la integridad profesional de quienes viven de su voz y su presencia.

6. Plan funerario colectivo: Porque morir con dignidad también es parte de vivir con respeto. Inclusión en planes funerarios familiares accesibles y confiables.

7. Carnetización nacional: Regularización y validación profesional de los locutores que nunca han sido formalmente acreditados o tienen documentos vencidos.

8. Recreación familiar institucional: Afiliación en clubes familiares para que el descanso, el esparcimiento y la cultura también sean parte del bienestar del gremio.

9. Proyección deportiva para los hijos de locutores: Equipos infantiles que fomenten la unidad familiar, el orgullo gremial y la sana competencia.

Elvin Rodríguez no busca presidir, sino ordenar, dignificar y servir. Sabe que una Asociación no es un logo ni una lista de nombres, sino un cuerpo vivo, al que hay que cuidar, fortalecer y representar.

Elvin no eleva la voz para imponerse, sino para organizarla.

Y cuando una voz se organiza… deja de ser eco y se convierte en fuerza.

Sinencia Mieses: La Voz que Pone Énfasis con Dignidad

Por Cesáreo Silvestre Peguero 


En el universo vibrante de la comunicación dominicana, donde la palabra es puente y la voz es faro, Sinencia Mieses se alza con poderío singular: su voz es una llama firme, enfática y sin titubeos, pero siempre medida con el pulso de la cordura. No irrumpe, sino que afirma; no vocifera, sino que enuncia con dignidad.


Es abogada, comunicadora, maestra de ceremonias, estratega de relaciones públicas y portadora de una sonrisa que no se vende: se ofrece.

Desde San Pedro de Macorís, su palabra llega con el ritmo vibrante del mediodía en la 98.7 FM, en su emblemático programa "Sinencia al Mediodía", donde informa, denuncia, orienta y edifica con responsabilidad y gallardía. Su estilo no se camufla ni se adorna: va directo al núcleo del tema, con fuerza, sin estridencia. Tiene el don de subrayar con su tono lo que otros apenas susurran por temor o indiferencia.

Más allá del micrófono radial, su presencia se extiende en los caminos digitales a través de su canal "Sinencia TVRadio" y su serie "Pasajera por la vida", una entrega que es espejo de su visión profunda y reflexiva: saberse caminante, saberse pasajera, pero dejar huella con cada paso. Habla desde lo cotidiano con conciencia de eternidad, como quien sabe que hay palabras que no se olvidan nunca.

Formada en Derecho en la Universidad Central del Este (UCE), su vida jurídica se entrelaza con su vocación comunicacional. No ha puesto la ley por encima del alma, ni el alma por encima de la razón: ha sabido conjugar ambas dimensiones, defendiendo lo justo con argumento, pero también con humanidad. En cada emisión, su voz es juez de la verdad, pero también es madre del respeto.

Fue productora de televisión durante años en el canal TV 43, dejando una estela de profesionalismo detrás de cámara. Hoy, como maestra de ceremonias y gestora de relaciones públicas, es referente de clase, sobriedad y eficiencia. No solo representa: honra con su trato. No solo asiste: construye.

Aunque aspiró a presidir la Asociación de Locutores de San Pedro de Macorís, su espíritu no se ha apartado de ese norte. Su capacidad de emprendimiento, su creatividad y su vocación de servicio aún la hacen una figura idónea para liderar. La plaza que no ha ocupado formalmente, la honra con sus hechos cotidianos.

Fue también candidata a regidora, reflejando su deseo de incidir en lo social desde la estructura pública. Pero más allá de los cargos, su auténtico rol es el de ser voz de los que no tienen eco, canal de los que buscan orientación, y estandarte de la dignidad femenina en la comunicación.

Sinencia Mieses no busca aplausos; busca impacto. Y lo logra. Con palabra precisa, corazón encendido y mente serena, sigue construyendo desde la radio, desde las redes y desde su ejemplo. Porque cuando habla, no solo se escucha: se siente. Mi admiración para esta dama de la comunicación.