Por Cesáreo Silvestre Periodista.
La inequidad es lo contrario de la justicia; esa parcialidad tiende a oscurecer y afectar el discernimiento y el grado de conciencia que se posea. El nivel de la calidad debe estar determinado por la dignidad y el uso del equilibrio, así se es moderado. Cuando se actúa con justeza y rectitud no sólo se beneficia el agraviado; sino que también, esa acción repercute haciendo eco en quienes desde el momento mismo, cuando se ve aplicar la correcta justicia, los que la captan, robustecen su nivel de conciencia y esta se esparce, edificando esa lección a otros.

Proceder con escrupulosidad es disfruta de la paz que genera la satisfacción de haber actuado correctamente. Eso proporciona tranquilidad interior. Ser justo lo primero, si queréis ser felices. Juan Pablo Duarte.
La arbitrariedad y el absurdo se hacen presentes en el ser humano cuando a estos se le nubla la conciencia. Desarraigar la iniquidad, debe ser una meta de todo ser humano que se considere actuar con sano juicio.
Ese defecto de actuación, se arrastra desde generación en generación. Sé que sería iluso de mi parte, pretender que esta actitud desaparezca del todo en los seres humanos; pero, si es posible disminuir el grado de iniquidad cuando se tiene la fuerza de voluntad. Soy parte de esta sociedad muy improcedente e intransigente y, sin embargo yo he procurado no dejarme infectar de ese sistema que prima en casi todos los sectores sociales.

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